Íntegro, intenso, perfeccionista hasta el último detalle, obsesivo con el trabajo, vehemente, incómodo a veces, pertinaz, radical… Han pasado más de tres décadas desde que Ricardo Iniesta (Úbeda, 1956) recogiera sus bártulos de Madrid y decidiera instalarse en Sevilla al frente de Atalaya Teatro, una de las compañías esenciales del teatro andaluz contemporáneo.
Con más de una treintena de espectáculos a sus espaldas, con idas y venidas, más de 2.000 funciones (dos mil) al frente de Atalaya, Ricardo Iniesta ha protagonizado una trayectoria fuera de lo común, apegado a los terrenos de investigación y empeñado en navegar a contracorriente con un estilo artístico personal que, entre otras cosas, le ha hecho merecedor del Premio Nacional de Teatro.
Así que pasen cinco años
Con Ricardo he tenido encuentros y desencuentros, pero siempre he comprendido la importancia de su figura en el panorama de las artes escénicas de Andalucía (y de España). Hoy volvemos a encontrarnos en el Teatro Valle-Inclán de Madrid (Centro Dramático Nacional), que acogerá el montaje ‘Así que pasen cinco años’ hasta el 15 de mayo, un espectáculo al que ya se enfrentó en 1986 al frente de la compañía sevillana: “El mejor escenario posible… Pero se trata de un montaje totalmente diferente… No me interesaba volver al mismo espectáculo, todos hemos cambiado, España es diferente, nosotros también. Esta puesta en escena es producto de nuestra vida, de nuestra experiencia, de todos los maestros que han pasado por el TNT… Como ocurre con España, es un espectáculo mucho más tenebroso, más siniestro, perturbador”.
Agradecido a Ernesto Caballero (director del CDN), a su juicio la España actual es muy diferente a la España de 1986, más naif que la actual, cuando Atalaya se enfrentó por primera vez al texto de Lorca. Corrían tiempos ilusionantes, a punto de entrar en la UE… “Hoy, España da miedo, causa terror, los refugiados, la corrupción, los desahucios… Todo es mucho más tenebroso, siniestro, inquietante, rozando lo terrorífico… La realidad ha influido en la forma del espectáculo”, explica Ricardo Iniesta, un enamorado del equipo y del colectivo: “Somos conscientes de que los equipos humanos aportan más en continuidad”.
Teatro coral, el espectáculo de Atalaya, está protagonizado por nueve intérpretes de cuatro generaciones, encabezados por Carmen Gallardo, actores y actrices vinculados al centro TNT, una especie de laboratorio teatral sin el que ya no se puede entender el proyecto de Atalaya, un compañía que acaba de alcanzar las 2.000 funciones con sus espectáculos.
Puede que el tiempo pasado desgaste… No en vano, Ricardo Iniesta ha cumplido ya los sesenta años. Pero me resisto a creer que el paso de los años haga mella en su ánimo y en su espíritu. Creo que más bien se trata de otra cosa, le afecta el desprecio a la cultura de unos dirigentes entregados a la dictadura de los resultados y de los números, puros tecnócratas que han dado la espalda al sector y a los profesionales, que no ven en la cultura más allá de un florero. “Estamos al límite… Dos mil funciones después hemos pensado en hacer las maletas y abandonar Andalucía, en cambiar de aires, salir de Despeñaperros”.
Andalucía
“Mal, la verdad es que estamos muy mal. Hay poco dinero, es cierto, pero sobre todo hemos padecido unos años nefastos al frente de la Consejería de Cultura. Tengo que decirlo, tanto Paulino Plata como Luciano Alonso han sido nefastos. Parece que la consejera Rosa Aguilar tiene otras ideas y un talante diferente. Es como en Sevilla, Zoido ha sido un erial. Espadas y Antonio Muñoz están tratando de hacer las cosas de forma diferente”, explica Ricardo Iniesta, que también lo tiene claro: “No quiero tirar la toalla, el TNT ha sido fundamental para seguir aquí”.
Actualmente, “todo es más complicado. Nos mantenemos gracias a hacer funciones y más funciones, porque la aportación pública supone apenas un 30% de nuestras necesidades. Al cargarse las compañías bianuales nos abandonaron”.
Presente y futuro
En la actualidad, Atalaya Teatro mantiene en cartel cinco espectáculos: ‘Celestina’, ‘Madre Coraje’, ‘Marat-Sade’, ‘Así que pasen cinco años’ y ‘Ricardo III’. “Estoy reventado, necesito descansar, que las ideas respiren… Tengo sesenta años”, comenta Ricardo Iniesta, que en dos años vista sólo se plantea un regalo a Sevilla: “Convertir el río Guadalquivir en el río Ganges, en el río de la vida”. El proyecto promete…. Ya lo contaremos.