En esencia, I’m Not Rappaport es una comedia dramática de personajes “con sabiduría de calle y mucho humor”, que se convirtió en la “principal influencia” de la obra de Campanella, como queda reflejado “con claridad en El hijo de la novia, Luna de Avellaneda e, incluso, en El secreto de sus ojos, principalmente”.
Campanella presenta una puesta en escena que no es más que un parque donde pasa la vida, con los eternos conflictos que nos atraviesan, personajes que hablan de los temas más trascendentales y de las emociones cotidianas desde la sencillez y el humor: “Lo que me maravilla es que hablan de las cosas de todos los días, con mucha sabiduría y con mucho humor”, explica quien confiesa que huye de la “pornografía” del drama. Toman la palabra unos personajes que representan el idealismo de los sueños…. “En cierta forma, los personajes de Parque Lezama tienen mucho que ver con Quijote y Sancho Panza… Representan dos formas de vivir la vida, el eterno conflicto rebelión versus conformismo… Nos encontramos un personaje que aún confía en cambiar las cosas frente a otro que prefiere permanecer invisible, un Quijote inconformista y rebelde frente a un Sancho Panza acomodaticio y que prefiere pasar desapercibido, seguir siendo invisible”.
‘Parque Lezama’ cuenta la improbable amistad de dos extremos, un histórico militante del Partido Comunista (Luis Brandoni) y un eterno defensor del “no te metas” (Eduardo Blanco). Antonio Cardoso y León Schwartz, los protagonistas de esta historia, viven en sus propias carnes la lucha sin fin entre el cambio y el mundo, todo ello entre charlas llenas de carcajadas, ternura y emoción. De sus disparatadas charlas e incidentes emana el hilo conductor de la obra: la condición humana, con sus grandezas y temores, con sus utopías y realidades: “Me interesa el conflicto que surge entre ellos, dos viejitos que se encuentran todos los días en el mismo banco del parque a pasar el tiempo, pero que tienen posturas antagónicas en la vida. Pero sobre todo el dilema interno que todos tenemos en el transcurso de la vida, aquel que se da dentro de una misma persona. Es como esa discusión que siempre tienes contigo mismo, el eterno conflicto del idealismo frente al pragmatismo, lo que quieres hacer y lo que haces realmente… Conflictos interiores que las personas sentimos continuamente, el compromiso que supone exponer públicamente lo que piensas”.
Campanella no se rinde fácilmente
Reconoce el director que llevarla a escena fue más fácil que conseguir los derechos para hacerla… Durante años, dice, no le abrieron las puertas ni le cogieron el teléfono, hasta que el brillo dorado de un objeto llamado Oscar debió deslumbrar al agente editorial que manejaba desde un despacho los derechos de la obra…. Durante años le negaron la posibilidad de trasladar la acción hasta el emblemático Parque Lezama de Buenos Aires, el autor no aceptaba los cambios propuestos por Campanella y, desde luego, tampoco ayudó que planteara que el personaje de Ossie Davis no fuese negro. También quiso equiparar los dos personajes: “Era consciente de que no encajaría en la realidad argentina… Y un día, ya muerto Herb Gardner, su viuda salió horrorizada de una versión alemana donde un actor rubio de ojos azules salía a escena con la cara teñida para parecer negro… Entonces entendió lo que durante años me habían estado negando, y que era ridículo”.
Ahora, le avalan tres años y medio de éxito rotundo en Argentina, con más de 825 representaciones, 300.000 espectadores y numerosos premios, ‘Parque Lezama’, con Eduardo Blanco y Luis Brandoni como absolutos protagonistas, llega a España el próximo verano. La obra, presenta además otros cinco personajes cuyos intérpretes serán seleccionados a través de un cásting que se realizará en España. En Argentina, ‘Parque Lezama’ ha sido un éxito total. Ganadora de 5 Premios Estrella de Mar (Mejor Comedia, Mejor Dirección, Mejor Escenografía, Mejor Música, Mejor Actor Protagónico (Eduardo Blanco) ha sido la obra más premiada de la temporada.
Campanella le ha cogido gusto al teatro…. Tanto que con su productora está construyendo en Buenos Aires una sala de teatro con 800 localidades. Confiesa que le gusta salir “ancho, con una gran sonrisa” del teatro y sigue pensando que el humor es el mejor instrumento para enfrentarnos a las cosas. Amante del diálogo, reconoce que tras vivir cuatro años rodeado de computadoras en la preparación de la película de animación ‘Futbolín’ encontró en el teatro el consuelo de volver a dirigir a actores: “Necesitaba volver a lo básico de mi trabajo, la relación con los actores y el texto”. ‘Parque Lezama’ es una obra de un solo decorado, “un parque donde pasa la vida, con sus temas tan universales e inmediatos”. El teatro es una experiencia diferente, única… Los actores pueden escuchar al público y su reacción… Me gusta dirigir teatro porque cada noche vivimos o una función distinta, algo que el cine o la televisión no nos puede ofrecer. En una película existe la cámara y el montaje. Es como si en el cine trabajáramos para un solo espectador. Sin embargo, en el teatro diriges una situación, te enfrentas a un momento de vida en el que cada espectador mira desde su propio lugar. Me costo asimilar que no teníamos el control de la cámara, que teníamos que la historia teníamos para todos los espectadores, para cada butaca… Y además, la complicidad del actor con el público genera una ambienten maravilloso”.
Humor
Fanático de Berlanga, Campanella tiene claro sus referentes: Lubitch, Ettore Scola, Fellini… “Algunas cosas ciertamente les he robado de sus películas”, sobre todo el tono para conjugar historias simples y cotidianas con la profundidad de la condición humana y del sentido de la existencia. Un tema profundamente argentino, tanto como universal y multigeneracional: “El humor me baja todas las defensas para dejar lugar a la emoción. Lo mejor de esta obra es que al mismo tiempo que emociona, provoca una gran carcajada”.
“El humor me baja todas las defensas para dejar lugar a la emoción. A mi el cine y el teatro jamás me han arrancado una lágrima de tristeza. Los personajes de Parque Lezama tienen mucho que ver con don Quijote y Sancho Panza. Representan el idealismo, el soñador, aquel que cree que el mundo se puede cambiar frente al conformista, al que acepta el mundo tal cual es. Lo mejor de esa obra, que no trata de la vejez aunque esté protagonizada por dos viejos, es que al mismo tiempo que emociona, provoca una gran carcajada”.