Siempre me gustaron los títulos de sus películas… Hombre mirando al Sudeste, Despabílate amor, No te mueras sin decirme adónde vas, Últimas imágenes del naufragio, La conquista del paraíso, Lifting de corazón o Pequeños milagros… Pero sin duda alguna es El lado oscuro del corazón la película que me conquistó en aquel Festival de Cine Iberoamericano de Huelva (no recuerdo edición) que por aquel entonces dirigía José Luis Ruiz.
No se me ocurrirá hacer un sesudo análisis de sus películas ni de su filmografía. Pero sí que diré que ante Eliseo Subiela nos encontramos ante un cineasta a quien se puede calificar de atípico sin quedar como un arrogante, repelente y repipi cronista cinematográfico. Amantes del realismo mágico y de los relatos oníricos, nunca agradeceréis lo suficiente que un tipo como Subiela se embarcara en El lado oscuro del corazón (1992), que le consagró internacionalmente con ese cóctel mágico de amor, poesía, surrealismo y apariciones místicas. Película de culto, pero de verdad, es una sucesión precisa de escenas surrealistas, alrededor de la figura de un poeta llamado Oliverio que engrandeció la figura del actor Darío Grandinetti. Que nadie tuerza el gesto, pero resulta inolvidable ese poeta, tumbado en la cama, apretando el botón que hacía saltar por los aires a todas esas mujeres que tras pasar por sus sábanas reconocían que no podían volar.
En su obra, Subiela nunca dejó de insistir en buscar sentido a elementos fantasiosos y alegorías que jamás dejaban impasibles al espectador, lo que no pasó desapercibido a la gran industria de Hollywood que se inspiró (vamos a decirlo así) en sus historias en las películas K-Pax de Gene Brewer y Mr. Jones de Mike Figgis. Menudo honor debía pensar Subiela… Y puede que hasta se pasara de frenada con tanta ornamentación y tanto lirismo… Pero como buen argentino (perdónenme el tópico), era un gran experto en diseccionar las relaciones humanas, en hablarnos del amor y también de la muerte.
Adiós maestro… Un infarto acabó ayer con tu vida. Hace años que el corazón te había avisado. A todos nos espera el mismo destino. No sé adónde has ido, pero déjame decirte una cosa. Lo que yo jamás te perdonaré es que en 2001 filmaras El lado oscuro del corazón 2… ¡Peloutudo, eso no se hace! Aunque nunca me atreví a decírtelo, ni siquiera cuando coincidimos en la presentación en España de Lifting de corazón (gracias Álvaro Alonso, Alejandro Muñoz y familia Bellaba por compartir aquellos buenos ratos).