Desde la época dorada de Hollywood, el cine ha puesto sus ojos en algunos de los boxeadores más recordados de todos los tiempos. Precisamente uno de los principales galanes de los años 30 y 40, Errol Flynn, fue boxeador antes que estrella de cine, ganador de una Copa Davis Junior en 1926, y representante de Australia en las Olimpiadas de 1928. Sus biografías hablan de su carácter pendenciero, y que usó los puños fuera de la pantalla en innumerables ocasiones. Flynn fue la perfecta elección para interpretar a James J. Corbett, el primer campeón del mundo de los pesos pesados, en ‘Gentleman Jim’ (1942), bajo la dirección del gran Raoul Walsh.
A Flynn le sucedieron otros galanes en los 50, y uno de ellos, Paul Newman, saltó a la fama con ‘Marcado por el odio’ (1956), de Robert Wise. Newman (quien demostraría en años siguientes que era mucho más que un buen físico y unos ojos azules) llamó la atención con su papel de Rocky Graziano, el pugilista que pasó por varios reformatorios y logró salir de los barrios más bajos de Nueva York para convertirse en campeón de boxeo de los pesos medios. Curiosamente, la cinta iba a ser protagonizada por James Dean, pero su repentino accidente mortal obligó a los productores a elegir a Paul Newman como sustituto.
En 1970, Martin Ritt lleva al cine la biografía del boxeador Jack Johnson, procedente de una familia de esclavos y primer negro que consiguió el campeonato mundial de los pesos pesados, título que mantuvo entre 1908 y 1915. Ese triunfo concentró sobre él toda la ira de los blancos, quienes durante varios años buscaron la forma de destronar a Johnson, tratando de encontrar a “la gran esperanza blanca” que le diera una lección. Con ese título, ‘La gran esperanza blanca’, Ritt dirigió un relato que denunciaba con ferocidad el racismo imperante en el boxeo y en todos los ámbitos de la sociedad yanqui. La cinta estuvo protagonizada por James Earl Jones, quien fue nominado al Oscar, pero ese año se lo arrebató George C. Scott por ‘Patton’.
Diez años después llega una de las mejores películas no sólo del género deportivo-pugilístico, sino de la historia del cine. ‘Toro salvaje’ (1980) de Martin Scorsese, basada en el boxeador Jake La Motta, con un soberbio Robert De Niro que realizó la transformación física más radical y conocida en el cine, engordando unos 30 kilos para mostrar el pasado y el presente del personaje. Filmada en un maravilloso blanco y negro que atenuaba la crudeza sangrienta de los combates y que le otorgaba a la cinta una estética muy realista, casi documental por momentos. Scorsese nos regaló algunos de los instantes más antológicos de su cine, como el uso de la cámara lenta en los combates o el estallido de la violencia en las escenas familiares. Pocas veces se ha contado con tanta maestría la ascensión, la caída y la degradación de un boxeador.
En los 90, Hollywood se fija en otro conocido púgil, aunque en este caso es la historia del “pudo ser y no fue”. En ‘Huracán Carter’ (1999), del veterano Norman Jewison, Denzel Washington da vida al boxeador Rubin Carter, un tipo que lo tenía todo para haber triunfado en el boxeo, con una larga carrera por delante que fue truncada cuando le detuvieron y encerraron durante veinte años por un triple crimen que no cometió. Mezclando el boxeo con el género carcelario, Jewison filmó una interesante cinta que cuenta con una de esas espléndidas interpretaciones de Washington, aunque el tono resulte bastante convencional en su mayor parte.
Convencional y efectiva también es ‘Cinderella Man’ (2005), de Ron Howard, sobre el campeón mundial de los pesos pesados James J. Braddock, al que interpretó el actor Russell Crowe formando pareja con Renée Zellweger. La película, que está ambientada en la gran depresión estadounidense, la historia del boxeador Braddock es un emocionante y entretenido relato que habla de las segundas oportunidades, con muchas dosis de drama familiar y sentimentalismo romántico.
Uno de los últimos títulos estrenados y que se basan en una historia real es ‘The Fighter’ (2010), de David O. Russell, sobre una pareja de hermanos boxeadores interpretados por Mark Wahlberg y Christian Bale (ganador de un Oscar por este filme), aunque en este caso los conflictos familiares tienen más peso que el propio boxeo.
Son muchos los púgiles que aún pueden aparecer en la pantalla, y en esta lista echamos de menos la biografía de nombres tan aclamados como Sugar Ray Robinson, Rocky Marciano, Joe Frazier, George Foreman o Mike Tyson (este último ha intervenido en varias películas, entre ellas las dos entregas de ‘Resacón en Las Vegas’). Y en el caso español, a ver cuándo se atreve alguien con el biopic de Urtain, ya toca desde que Manuel Summers hizo en 1969 ‘Urtain, el rey de la selva… o así’.