Conocido es el dicho “Canción conocida, canción aplaudida”. Por eso, ver la nueva versión de El Rey León es una experiencia gratificante, ya que nos reencontramos con la portentosa banda sonora de Hans Zimmer y las magníficas canciones de Elton John; a eso le añadimos un buen espectáculo visual con la recreación infográfica del clásico animado.
Sin embargo, los que busquen un remake con algunas variaciones se van a sentir defraudados, ya que la nueva versión no aporta prácticamente nada, la historia y su estructura es exactamente la misma, e incluso hay números musicales (como el de inicio, The Circle of Life) que han sido calcados plano a plano. Y cuando no lo es, como el caso de Voy a ser el Rey León, la divertida coreografía que ya conocíamos desaparece por completo.
En esta oleada de recreaciones de Disney, siempre se agradecen los nuevos arreglos musicales y la inclusión de nuevos elementos que aporten algo al original. Quizá la más lograda hasta la fecha sea La Bella y la Bestia, con variaciones argumentales que enriquecen la historia y secuencias tan memorables como la canción Qué Festín!, readaptada convenientemente y con una coreografía que no desmerece a la de la cinta animada. O el caso de Aladdin, donde el número Príncipe Alí supera con creces al original.
Pero en El Rey León no tenemos eso, solo es una copia donde apenas hay cambios, e incluso echamos de menos la batalla final de la película animada, donde el dibujo clásico resultaba más divertido.
Por otra parte, la principal característica de estos remakes es la conversión de una cinta animada a un producto de acción real, con personajes de carne y hueso. Con El Rey León no puede decirse lo mismo, y quizá este filme sea el más innecesario de todos, ya que no deja de ser una película animada, aunque esta vez la animación sea digital, con animales que en realidad son muñecos infográficos, y paisajes que han sido diseñados en la pantalla de un ordenador.
Los fans de El Rey León volverán a pasar un rato agradable reviviendo la cinta de hace 25 años y escuchando por enésima vez la música y las canciones que nos han deleitado tanto en la versión cinematográfica como en la teatral. Pero que no esperen nada nuevo, solo la estética digital y la apariencia real (solo apariencia) de los personajes ya conocidos.