Es de lo mejor que nos ha dado el cine español durante 2024. Basada en hechos reales, La infiltrada nos cuenta la historia de una joven agente de la Policía Nacional que, bajo el pseudónimo de Aranzazu Berradre Marín, se infiltró en la organización terrorista ETA durante ocho años, logrando desmantelar importantes estructuras de la banda.
Con ese planteamiento, la directora Arantxa Echevarría construye una cinta apasionante, dándole un enfoque íntimo y claustrofóbico, y alejándose de los convencionalismos del thriller de acción. La cineasta se centra más en el lado humano y psicológico de lo que supone infiltrarse en una organización criminal arriesgando la vida en todo momento y sometiéndose a una fuerte presión. Es el sacrificio personal y la complejidad emocional de la protagonista lo que más importa en el relato, con una atmósfera de tensión constante que mantiene al espectador agarrado a su butaca.
Ese interés por explorar la psique de sus personajes es lo que nos lleva a una película de actores, con un soberbio trabajo de Carolina Yuste; es admirable su capacidad para trasmitir toda la tensión y el conflicto interno de su personaje. Y al lado de ella, el siempre impagable Luis Tosar, uno de los mejores actores de las últimas décadas de nuestro cine.
Lo mejor de La infiltrada es que no sólo ofrece una visión sobre las operaciones encubiertas contra ETA, sino que invita a reflexionar sobre temas como nuestra propia identidad, la lealtad o el sacrificio por un bien mayor, y todo ello con una narrativa emocionante y una extraordinaria sensibilidad, profundizando con inteligencia en cada uno de sus personajes y situaciones, lejos de la simplificación o los tópicos que podría tener un policíaco de este tipo.