En Modelo 77 se confirman y aprecian notablemente algunos de los elementos comunes en el cine del sevillano Alberto Rodríguez. En primer lugar el interés por visitar nuestro pasado más reciente, y en especial las décadas en las que la sociedad española experimentaba algún cambio notable, como ya hizo en La isla mínima –los años de la transición- o en Grupo 7 –los años previos a la Expo’92 y la Olimpiada de Barcelona-. También en Modelo 77 juega con dos personajes que representan generaciones y épocas distintas, como en La isla mínima: el veterano curtido que aún está anclado en el pasado, y el joven que simboliza el empuje y la lucha para que las cosas cambien en nuestro país.
Hay más elementos comunes, como la cuidada ambientación de los años en los que sitúa el relato, y el espléndido trabajo que realiza con sus actores, además de elegir con esmero a algunos de los mejores actores del cine español, como Javier Gutiérrez, quien hace subir varios puntos cualquier película donde aparezca.
Y por supuesto su estrecha colaboración con el guionista Rafael Cobos; con él forma un tándem ganador, y juntos han dado pie al mejor cine de Alberto Rodríguez.
Si juntamos todos esos factores -un buen guión, un puñado de magníficos actores, una cuidada ambientación y el pulso narrativo que es habitual en el cineasta-, el resultado es otra de esas cintas que te atrapa desde el principio, en este caso un thriller carcelario con tintes políticos, con personajes bien dibujados y una trama que combina con inteligencia el drama, el suspense y el cine de denuncia social –en este caso la situación de los presos en la época de la transición democrática-.