No es cine todo lo que reluce

Autor: Jaime Fuertes || Fecha:   Cine, critica, Destacadas

El "Oro" de Agustín Díaz Yanes es tan falso y decepcionante como el que encontraron los buscadores de El Dorado. Una historia muy trillada que no aporta nada nuevo al género, tan solo sopor y aburrimiento.

oro-cine-diaz-yanes

Cuando una historia se ha contado en varias ocasiones, la enésima versión debe aportar algo nuevo a lo que ya hemos visto, ya sea en estilo, en estructura narrativa, o en la creación de personajes. Si no es así, la sensación de ver algo trillado produce aburrimiento.

Teniendo referentes como Aguirre, la cólera de Dios (1972), de Werner Herzog, o El Dorado (1988), de Carlos Saura, además de numerosos títulos sobre la conquista americana, la nueva película de Agustín Díaz Yanes se queda en lo mismo de siempre: las penalidades de una expedición que trata de encontrar la ciudad con techos de oro, y por el camino mucho barro, sangre, sudor, y enfrentamientos con los nativos. Incluso hay secuencias que resultan repetitivas –un traidor al que hay que ajusticiar, un ataque de indígenas,…-, pasan los minutos y todo es igual una y otra vez. Luego está el mensaje de “el enemigo dentro de nosotros”, por la ambición del ser humano, las rencillas entre unos y otros, la disputa por una mujer,… Todo esto se ha visto ya miles de veces. Hasta el modelo de “soldado bueno contra soldado malo”, que puede recordar bastante al enfrentamiento de los sargentos Barnes y Elías en Platoon (1986) –típico cuando un soldado defiende a un grupo de mujeres y niños ante la crueldad de otro-.

oro-cine-diaz-yanes-2Y no sólo es la cantidad de elementos manidos que hay en una historia que no aporta absolutamente nada. La propia realización deja mucho que desear, con momentos muy teatrales y alguna que otra batalla torpemente filmada. Díaz Yanes parece estar totalmente anquilosado tras nueve años en el dique. La dirección de actores prácticamente no existe; es sorprendente contar con este reparto (José Coronado, Óscar Jaenada, Raúl Arévalo, Antonio Dechent, Juan Diego,…) y que ninguno de ellos llegue a brillar en algún momento. Claro que no es fácil para un actor cuando le colocan por delante diálogos tan penosos que unas veces son artificiosos, y otras demasiado coloquiales, pero coloquiales del siglo XXI, no del XVI. No hay término medio para encontrar ese punto justo de credibilidad. Por eso el espectador se sale de la película constantemente, y no interesa lo más mínimo el destino de cada personaje, en realidad nos importa un pimiento quién muere o quién sobrevive.

Encima, le quitas a los actores la posibilidad de expresar estados de ánimo o emociones cuando una voz en off te lo dice todo. Es el off del escribano que cuenta la historia, un recurso muy facilón para no tener que contarlo con imágenes.

Oro recuerda bastante a los momentos más soporíferos de Alatriste, otro mamotreto histórico de Díaz Yanes que tenía tan poca alma o emoción como este último despropósito.

Jaime Fuertes

Autor: Jaime Fuertes

Jaime Fuertes tiene 30 artículos escritos.

Veinte años de experiencia en prensa, radio y televisión como redactor y crítico de cine. Es autor de varios libros, diseñador web, Community Manager y responsable de comunicación en varias empresas, además de haber colaborado en la organización de eventos cinematográficos.