Supongo que todo empezó cuando, a propósito de remodelar la calle San Fernando con miras a una modernización europeista del casco antiguo de Sevilla, cambiaron las farolas fernandinas por ese anguloso diseño que hoy alumbra las vías del Metrocentro. Aquello provocó el descontento pasajero de una parte de la población pero, asimilado el disgusto, la proliferación de Sturbucks, Café Costa y esa de los donuts de policía americano, fue recibida con los brazos abiertos. Si semejante retahíla de cafés aguados y bollería de plástico en locales fríos ha encontrado su sitio, el Hard Rock Cafe Sevilla, por narices, tenía que conquistar el corazón de los sevillanos. Y, de momento, parece que es así.
Aunque lleva en funcionamiento ya unos meses, en los que ha aprobado con nota la difícil asignatura que para la hostelería de la capital andaluza es su infierno estival, la inauguración de la sucursal con la que la franquicia colabora a la cosmopolitización de la zona se vivió durante la noche del jueves 20 de octubre, atrayendo, además de a las caras conocidas invitadas al sarao, a cientos de curiosos que no quisieron perderse el evento. La mayoría de ellos querían ver al grupo que abría la noche. La veterana banda de rock Mago de Oz tocó algunos de los temas más conocidos de su repertorio, ya sabéis, esos de las discotecas de pueblo y las barras libres en las bodas. A partir de ahí, la fiesta tuvo todo lo que necesita un local que oscila entre el rock and roll, la vanguardia británica y la copla. Inusitada trinidad que encontraba su personificación en uno de los invitados más ilustres, el Pive Amador.
Tras el tradicional destrozaguitarras con el que se botan los restaurantes Hard Rock, y que en esta ocasión contó con el Acalde de Sevilla Juan Espadas y la primera camarera de la historia cadena y actual embajadora mundial de la firma, Rita Gillian, una espectacular Harley Davidson salió de las puertas del edificio que en su día restaurara el histórico arquitecto hispalense Aníbal Gonzalez. Los invitados pasaban entonces al restaurante para disfrutar de la gran fiesta organizada. Sabíamos que saben dar un buen servicio y que la comida está para ir con ropa de premamá, ahora hemos descubierto que entre sus fuertes están también las fiestas de inauguración. No se quedaron cortos ni en servicio, ni en catering, ni en actividades con fotos divertidas, magia y caricaturas, entre otras cosas. Es más, una vez dentro, la dicotomía Sevilla clásica vs Sevilla europea que empezó en las farolas y luego pasó a Pive, ahora encontraba otra de sus manifestaciones como si fuese el diablo, allí había un barril de manzanilla. Con su escanciador y su flamenca junto a una papelera y un servilletero que fueron propiedad del mismísimo nuevo rey de San Fernando, Elvis.
La velada contó además con el insigne rock de arraigo flamenco de Raimundo Amador, que actuó para los presentes en el ecuador de la noche. Otro de los músicos más representativos del rock and roll made in Sevilla que se dejó ver por allí fue Andrés Herrera Ruiz «Pájaro», que pese a que a más de uno le hubiese gustado escuchar algo de su maravilloso He matado al Ángel, nos dejó con las ganas de verle.
Diversión a ritmo de rock en donde Sevilla aparca su tradición y le abre la puerta a la perversión de quitarle el acento a las calles. Como con las farolas, habrá gustos y opiniones para todo, pero en pocas ciudades conviven tan bien los coches de caballo con el tranvía, el Sevilla con el Betis, y Bodeguita Casablanca con Hard Rock Café.