Eusebio Poncela: «Yo soy un rebelde orgánico»

Autor: Rey Romero || Fecha:   Conversaciones, Escenas, Teatro

El actor está presentando su nueva obra 'El sirviente', que protagoniza junto con Pablo Rivero. El viernes 22 de noviembre llega al Teatro Lope de Vega, en Sevilla, donde podrá verse hasta el domingo 24.

Eusebio Poncela en El Sirviente

De todas las bandas de música que he entrevistado desde que me dedico a esto, es este actor el personaje más punky que he tenido delante. Quién lo diría, cuando entras a las ostentosas estancias de un sitio como el Teatro Lope de Vega y lo encuentras sentado ahí, con elegante pasividad, encerrando al huracán y delatado solo por un sombrero pork pie al más puro estilo Tim Amstrong. Eusebio Poncela me recibe tranquilo, tanto que me quita el apuro de llegar un par de minutos tarde a una cita de esta talla. Él, que ya se iba y tenía sus guantes de piel enfundados, me da la mano al ser presentados, se quita los guantes y me saluda por segunda vez. El desenfado punk de Poncela resulta de lo más acogedor. Choca y casa a partes iguales con ese actor rebelde del que todos hemos oído hablar. Sentados en uno de los sillones de estampado clásico del teatro sevillano, donde del viernes 22 al domingo 24 estará con su última obra El Sirviente, me preparo para la deslenguada honestidad de quien se tragó a Dante.

Es todo un honor entrevistarle.

¡Anda ya! Dispara, niño.

He leído que se describe como un artista integral. Que además de actuar, escribe y pinta. Aunque esto último sin técnica como para hacer de ello un oficio. ¿Se dedica a a la actuación por que es el mejor de sus oficios?

Es el mejor de los oficios. Es el que más sé y es el que más he practicado. Llegar a la plenitud de un oficio es importantísimo. ¿Tú eres multifacético? ¿Cuál de tus multifacetas piensas tú que está más elevada en cuanto a conocimiento?

Supongo que la de escribir.

La escritura. Yo he escrito un poco, una obra de teatro y tal y ya sabes lo difícil que es. Cuando te sientas, las dificultades que hay y lo hijo de puta que puedes ser contigo mismo cuando las cosas no funcionan. Hacer ese oficio es dificilísimo, o sea, para llegar tienes que estar ahí sin abandonarlo. Aunque a veces te dediques a otras cosas. Si no, se derrumba. Los oficios hay que llevarlos hasta que el cuerpo aguante. Con disciplina, por supuesto, pero sobre todo con mucha pasión para alcanzar un buen nivel de conocimiento. Con el oficio de la pintura pasa como con la escritura, que es solitario. Y es muy pasional. Yo siempre he tenido una afinidad con el dibujo y el color y demás, pero no lo desarrollé. Lo dejé ahí en vinagre y después llevé una vida muy disparatada y variopinta. Ahora que soy un poco anacoreta y franciscano y vivo en un pueblo y necesito un poco de color, he descubierto otra pasión. No dejo la actuación. Está ahí a un nivel muy superior porque son muchos años en los que me he exigido mucho para conocer y conocerme. Ahora en la pintura ocurre lo mismo, pero hay una técnica que tienes que aprender. Yo no la he aprendido, soy autodidacta, y me estoy cagando en Dios y en su puta madre todo el rato porque es pasional, estoy aprendiendo todo el rato, pero hay cosas que te fallan. Las voy aprendiendo y cada vez es un paso más hacia adelante. Y es apasionante. Es maravilloso.

En la escritura, escribí esta obra de teatro. No es el desarrollo más brillante que tengo yo en esta cabecita. He de admitirlo. Digamos que mi autoestima no es muy alta con respecto a la escritura. Pero está bien ser multifacético porque son desarrollos de ti mismo.

Dice que no tiene la autoestima muy alta en la escritura. Pero en la actuación sí la tendrá.

En la actuación sí la tengo. ¿Sabes qué pasa? Que como es una cosa común, en la que estás con el equipo, con más gente, con el autor… Aquí es donde se hace importante el ego en los actores. Si te pasas no vale, pero con el ego suficiente, a menos que seas retrasado mental como les pasa a tantos, que el ego les va por otro lado y empiezan a ser competitivos y esas cosas. No. Te hablo de esencia del oficio. El preámbulo es la observación y la investigación, ver las cosas desde fuera y observarte. Y luego actuar y desarrollar la técnica en el cine, en el teatro o donde estés. Y en ese punto sí estoy en lo más elevado. Aunque eso de lo más alto es relativo. En realidad, nunca llegas.

Cuando eres muy peculiar la gente te tira pedradas por todos lados

Todo lo que se sabe sobre su persona, es decir, vicios, sexualidad, profesión… ha jugado en su contra en algún momento de su vida. Según usted mismo, le han censurado por maricón, por artista, por pobre y por yonki.

Sí. Y por anarquista. Se te olvidó

¿Cree que habría llegado hasta aquí sin haber sido todo eso?

No me lo he podido plantear de otra manera. Lo mejor que he dado yo es que lo que hay es lo que ves. Por eso, cuando han tratado de torcerme, por ejemplo, el conflicto con Pedro —Almodóvar—, con la película tal —Dolor y gloria—, que dicen que soy yo quien sale, es porque nunca me han podido doblegar. Yo me he hecho un favor a mi mismo, pero, naturalmente, cuando eres muy peculiar la gente te tira pedradas por todos lados. Hay que ser fuerte psicológicamente, porque si no lo eres te mandan a tomar por culo como he visto en tantos casos. Con gente bastante más interesante que yo, con un gran potencial o un talento extraordinario, que por ser más frágiles de espíritu se han ido a tomar por el culo. No han resistido la presión. Yo he tenido la suerte genética y mental de aunar todo eso y salir hacia delante. Lo mismo que me pasó con las drogas, hay que ser fuerte para decir en algún momento: «a tomar por culo, yo puedo con esto».

Es la suya una forma de trabajar desobediente.

Soy desobediente de una manera orgánica. Yo soy un rebelde orgánico. Lo llevo en el alma. No soporto la obediencia ni el acato. Ha sido una cosa jodida porque en el cine lo que tienes que hacer es acatar órdenes. ¿Y cómo acatas la orden de una retrasada o un retrasado mental profundo? Tienes que estar meses cagándote en Dios. Ha sido conflictivo.

Para que sean jodidos los demás, mejor serlo uno.

No. No es por ser jodido. Si todo va bien, soy un ser bastante civilizado. Si no, puedo ser una fiera. Pero lo que no soy es convencional. Porque el protocolo sea obedecer no voy a hacerlo si estoy viendo que algo no está bien. Si todo en mí está diciendo que no. En este mundo en el que hay tanto paripé de obedecer la orden, en esta misma obra de teatro he tenido problemas y si algo no lo entendía lo he dicho. Y muy bien con la directora. Pero en ese sentido no ha sido un camino de rosas, ni falta que hace. A lo mejor tienes tú razón y gracias a todo eso estamos aquí dando el coñazo todavía.

¿Qué hubiese pensado el Eusebio Poncela de Arrebato o los ochenta, si le hubiesen dicho que cumplidos los setenta estaría todavía haciendo, por ejemplo, series en prime time?

Yo he estado varias veces a punto de morirme. Hay una buena lista de las veces que he estado a punto de irme a tomar por culo. Entonces no hubiese pensado que llegase. He tenido una vida bastante peligrosa. Bastante al límite. He visto como desaparecían casi todos mis amigos. Nunca le he tenido miedo a la muerte y nunca lo tendré. Pero por la incertidumbre de mi vida durante tantos años nunca hubiese pensado que iba a sobrevivir tanto. Cuando decido hacerme anacoreta y franciscano e irme a un pueblo de montaña y hacer una vida de aire fresco resulta que no es demasiado tarde. Que podría haberlo sido. Con lo cual voy progresando en la alimentación del cuerpo, del alma y de todo lo demás. De los pensamientos, del yoga, de la vida campestre. Resultó que este muñeco —el cuerpo— no estaba muy tocado. Visto desde atrás y contestando a tu pregunta, estoy un poco sorprendido agradablemente y tengo mucho que agradecer a mi padre, a su genética.

¿Le interesa la política?

Me cabrea, básicamente. Si tengo que decirte algo de la política es que me cabrea. Me levanto y lo primero que hago, es la primera vez que lo digo y seguramente sea la última: Bolivia, solo Bolivia. No me cabe en la cabeza que sea una cosa tan descarada y tan brutal y que los gobiernos no digan nada. En cuanto a los demás, creo que el país está en un momento en el que yo hablo con la gente, porque soy parlanchín y me gusta hablar, y no hay nadie contento. Nadie. Y no tiene que ver con la crisis económica ni con las desigualdades sociales, es algo en la atmósfera, una cosa como mentirosa, como sacada de un contexto publicitario. Una cosa venenosa y cancerígena. Las falsas noticias, cómo manipulan. La política solo me interesa desde el lado del cabreo, de la injusticia. No voy más allá porque veo que no tiene parche. Y cada vez menos. Ya ves tú esta cosa impresentable que nos acaba de pasar.

¿Se refiere al auge de la extrema derecha o  la situación política?

Mira como está. La garrapata de la extrema derecha y una ladilla de la extrema izquierda. Y los que tienen que dar la cara son una panda de retrasados mentales que son intercambiables, ya está. Porque hasta hace nada, que se ha retirado uno, no sabía distinguir entre Rivera y Casado. ¡Te lo juro por mi madre! Porque era el mismo corbatón y el mismo aspecto y decía «¿quién es quién?». Es una broma, pero al mismo tiempo es verdad. Joder es que son intercambiables. Son iguales. Y el otro, que parecía tener un poco de sentido común, pues ha tenido que poner el culo por candelero.

¿Hay censura en el cine y en el teatro hoy?

No debería. La censura, tal y como se concibe no debería estar. Lo que sí supongo que hay es una autocensura previa cuando se escribe o cuando se está preparando una producción. Depende del talante, de la personalidad y del talento que tenga el o la que está desarrollando el proyecto. Una persona en sus cabales no debe autocensurarse. Al contrario, debe fomentar ser lo más progresista que pueda para ir hacia delante y no para atrás. Si de pronto hay una censura, como la de este cantautor de hace poco, te quedas un poco alucinado. Es una cosa tan declaradamente anticuada y casi aislada te diría. Es un síntoma, no es que sea inocente esto, pero se ataja para que no vaya a más, porque si no vamos al Franquismo otra vez. No sé como están los cantautores de ahora mismo, los raperos, la música urbana, pero no creo que se corten ni un pelo a la hora de escribir. ¿Tú crees que sí?

Creo que más de uno ha empezado a escribir con miedo y no solo en ese ámbito.

Pero es que lo están metiendo. Es el desarrollo que hemos hecho de la conversación anterior, de falso testimonio, de mentiras. Por ejemplo, Sandra Escacena, que es una chica estupenda que está en la compañía, de 17 años, que es una generación maravillosa porque lo que hay es lo que ves, que es lo mejor que puede hacer nadie. Ella sí tiene en la cabeza esto porque ha crecido con ello. Es una polución que están absorbiendo. Toda esta cosa polucionada de mentiras la estás absorbiendo si no eres un ladrillo. Por eso, depende del talante, de lo cobardica, de lo progresista, de lo valiente que seas. Te vas programando así aunque no sea nada más que por defenderte.

Eusebio Poncela en El sirviente

Hablemos de la obra. ¿Por qué El sirviente?

Porque me interesa mucho la desigualdad social. Muchísimo. Siempre me ha interesado. Mi padre era comunista en el Franquismo, imagínate. Tuve que pasarlas moradas y a mi en cierto modo me benefició, porque había que vivir donde se podía y caí en los barrios bravos y a mi eso me vino de puta madre. Vivir en esos barrios hasta los diez años, cuando uno forma su personalidad, antes de que mi padre levantara cabeza y no había arrancado en los estudios y todo lo demás. Mi padre estaba en sus horas más bajas haciendo cualquier tipo de chapuza para sobrevivir y viviendo en esos barrios, y eso fue lo que me vino de puta madre para mi lucha posterior. Para mi desobediencia y para cagarme en Dios cuando ha hecho falta. Si no hubiese sido por eso, habría sido un pijo más. Mi padre las paso moradas, pero para mí estuvo bien.

Las situaciones adversas siempre han sido más estimulantes para la creatividad que la comodidad.

Era un barrio muy bravo. Hablo de Vallecas. Salía a la calle y yo siempre he sido un niño sensible. La maricona con sensibilidades artísticas, pintar, yo me pensaba estrella ya.

En un barrio como el Vallecas de entonces…

Claro, en ese bagaje, menos mal que era fuerte físicamente, pero si no, hubiese sido esa cosita. Por eso siempre agradezco a mi padre, el pobre, que en esa época no tuviera más cojones que estar en esos barrios.

¿Se vuelve selectivo con los trabajos con la edad?

Siempre he sido selectivo. Al menos todo lo que he podido. Siempre he sido muy cabrón con respecto a mi mismo. Muy exigente. Pero sí he tenido que hacer cosas por dinero. Cuando era yonki, imagínate. He tenido que hacer una cagada en un momento determinado porque no he tenido más remedio. Estaba la cosa muy jodida.

En este momento mucho menos jodido terminamos nuestra conversación. Al menos, eso creía yo, ya que el espíritu curioso y parlanchín de Poncela quiere saber qué cosas suelo publicar. Sigue sin tener más prisa que la de saber dónde lo llevan a comer, es que es la hora, pero antes de dejar la sala me pregunta qué me gusta escribir. Yo qué sé, Eusebio. Esta entrevista, por ejemplo, ha estado de puta madre.

Rey Romero

Autor: Rey Romero

Rey Romero tiene 19 artículos escritos.

Periodista cultural y gastronómico. Tres años al servicio de Su Majestad (Londres, Leeds). De sus cocinas, más bien. Rastreador del rock más comprometido. Del calificativo imposible.